Releyendo la segunda parte de El nombre del viento llegue a una parte que me hizo pensar en ti. En esa parte el prota cuenta una historia ante un grupo de personas y todo se quedan perplejos, sin saber que pensar. Recuerdo que cuando te conté esa historia te enfadaste por que pensabas que me estaba riendo de ti.
Era la historia de un niño que nació con un tornillo de oro en lugar de ombligo. De pequeño no se preocupó por ello pero pronto se dio cuenta de que no era normal, que los demás no tenían tornillo como el pensaba. Así que se lanzó en un viaje de conocimiento para intentar averiguar el porqué de esa peculiaridad. Preguntó a parteras y matronas, que sabían de bebés y ombligos, pero sin éxito. Preguntó entonces a médicos y galenos, que entendían del cuerpo humano y sus enfermedades, preguntó a los cambistas y comerciantes, que entendían de oro y sus formas y preguntó a sabios y artefactoristas, que sabían de tornillos y sus usos en todas las máquinas. Pero ninguno sabía qué decirle.
Siguió viajando hasta el día que sólo le faltaba preguntar al mismo rey. Pidió audiencia y tras explicarse el rey pidió que le trajeran una cajita de oro. En su interior había un destornillador de oro que encajó a la perfección en la cabeza del tornillo que el chico tenía por ombligo.
El rey dio una vuelta... y no pasó nada.
Con la segunda vuelta todos contuvieron la respiración... y tampoco pasó nada
A la tercera vuelta al chico se le cayó el trasero.
Siempre me hace reir y si estás triste o enfadada con alguien por lo que sea imagina que les aflojas un tornillo en el ombligo y se les cae el culo. Rodando por unas escaleras. Y tienen que ir a buscarlo.
Te quiero Bichete.
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