Esta noche he soñado contigo. Quizás sea por que me lo habías dicho en persona, quizás por que la luna ha sido efectivamente buena esta noche. No lo sé, y tampoco me importa.
El caso es que, durante un rato, hemos estado juntos.
El sueño no ha tenido nada de especial. Tú y yo sentados en una mesa.
Sacaste unas manzanas. Eran amarillas, con la piel ligeramente rugosa y un poco blanditas.
Partiste una a la mitad. No a lo largo, sino a lo ancho, como el ecuador.
Me enseñaste el corazón de la manzana, que mostraba una estrella de cinco punta. Dicen que si la estrella es perfecta significa buena suerte.
Pero yo tenía toda la suerte del mundo por que estaba contigo.
Y nos comimos la manzana. Como si fuera lo más normal del mundo. Disfrutando el uno del otro. Y de la manzana.
Estaba dulce.
Te quiero.
Te echo de menos.
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