jueves, 18 de julio de 2013

Aventuras de Kara Cole, investigadora privada (I)

Llegar al depósito del hospital tan sólo le llevó 10 minutos y un soborno. Aún no habían identificado al muerto del acantilado. No llevaba documentación encima cuando le encontraron, aunque varios testigos afirmaban llevar un par de días viéndole por la zona. Un turista.
Los testigos también decían que la tarde que le encontraron iba con otra persona, a la que estaban intentando localizar.
Kara Cole, investigadora privada se dijo que cada cosa a su tiempo y se centró en el informe de la autopsia: Muerte por ahogamiento. Varios golpes post-mortem, sin duda tras haber sido vapuleado por la corriente entre las rocas.
Pero lo que llamó su atención fueron las heridas ante-mortem. Cortes en los brazos y un traumatismo en la cabeza.
Era muy probable que el forense de aquella pequeña población costera dictaminara que el hombre cayó al agua, se arañara los brazos tratando de trepar por las rocas pero una ola lo empujó, golpeándose la cabeza y que se ahogara al quedar inconsciente. La policía se contentaría con eso y todo queda en un accidente, a la espera de que otro cuerpo apareciera cuando el mar escupiera al hombre desaparecido.
Pero no encajaba. El golpe en la cabeza era solo contundente y una roca, aparte del golpe, habría dejado un corte bastante feo y aparatoso. Además, los cortes en los brazos, estando en el agua no se habrían cerrado, y una vez muerto tampoco... pero los arañazos tenían costra, eran de al menos un día.
Kara Cole, investigadora privada, cerró la carpeta del informe. De nada valdría intentar convencer al forense o a la Policía de que abrieran una investigación. Estaba sola. Pero no era problema.
A Kara Cole, investigadora privada, le gustaban los casos difíciles.


(Cada miércoles y domingo una nueva entrega de las aventuras de Kara Cole, investigadora privada, aquí, en su blog favorito)

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